miércoles, 30 de marzo de 2016

La taza de café

Un grupo de profesionales, todos triunfadores en sus respectivas carreras, se juntó para visitar a su antiguo profesor. De pronto, la charla devino en quejas acerca del "stress" que les producía el trabajo y la vida en general. El profesor se levantó para ofrecerles un café. Entró a la cocina y salió con una jarra repleta del preciado líquido recién colado y una selección de tazas de lo más ecléctica. Se diferenciaban por sus colores, por sus formas y por sus acabados que abarcaban desde la más fina pintada a mano y otra con reborde dorado, hasta las más sencillas, rústicas y baratas. También variaban sus materiales: porcelana, cerámica, cristal, barro, plástico, vidrio y hasta un vasito desechable. 


Una vez que la bandeja estuvo en el centro de la mesa, todos se apresuraron para servirse de café, mientras el profesor observaba pacientemente. Como era de esperarse, los primeros tomaron rápidamente las tazas más bellas y refinadas, mientras que los últimos tuvieron que conformarse con las que quedaban. Entonces, el profesor tomó la palabra y les dijo:

- Si observaron bien, las primeras tazas en acabarse fueron las más lindas, las más finas, y aquellos que se sirvieron al final tuvieron que conformarse, sin mucho agrado, con las más humildes. A mí me dejaron el vasito desechable. Esto es normal, cada quién quiere lo mejor para sí mismo. Pues bien, todos se preocuparon por el envase, pero realmente no importa el color, lo lujoso o el material del cual están hechas las tazas, el café que todos se sirvieron es exactamente el mismo, y tendrá en sus bocas el mismo sabor sin importar el recipiente. Todos querían café, pero se dejaron distraer por las características de las tazas y pocos se ocuparon de disfrutar realmente lo que estaba dentro de ellas. Esto es lo que pasa muchas veces en nuestras vidas.
Y ante el silencio reinante prosiguió:
- Imaginen ahora que el café es la vida y que las tazas son las cosas que nos rodean.

Reflexión:

En esta nueva entrada he querido poner esta pequeña historia para reflexionar sobre la vida. Y para hacer esta reflexión vamos a ponernos en la situación de que el café es la vida y que las tazas son las cosas que nos rodean.
En nuestra vida frecuentemente, nos preocupamos por las tazas, es decir por tener la mejor casa, el mejor trabajo para ganar mucho dinero, el coche más lujoso, la ropa que está de moda, el último modelo de móvil y de ordenador, y muchas cosas más. Resumiendo, siempre queremos lo mejor para nosotros, que es obvio, pero el problema es que todo eso nos absorbe durante mucho tiempo, solo pensamos en la taza y de ese modo nos olvidamos de disfrutar del café, es decir, de disfrutar la vida misma. Así dejamos de pasar tiempo con nuestra familia, de divertirnos con nuestros amigos, de compenetrarnos cada día más con nuestra pareja, de crecer emocional y espiritualmente como persona, de deleitarnos con un amanecer o un atardecer, de regocijarnos por todos los detalles que nos ofrece a diario la naturaleza. Porque aunque sean cosas muy insignificantes son lo que nos hace vivir día a día y no sabemos disfrutarlo, porque creemos que el tipo de taza que tengamos define nuestra calidad de vida, pero no es así. El valor de nuestra vida y lo felices que somos no se mide en cuántas cosas tenemos sino en como disfrutamos día a día, porque desgraciadamente y sin darnos cuenta los días transcurren y nos preocupamos más por tener cosas que mostrar y almacenar en lugar de dedicarnos a vivir cada instante a plenitud, como si no hubiera un mañana, porque vida solo hay una y hay que vivirla. Y recuerda no es más rico el que más tiene sino el que menos nesecita. ¡Disfruta tu café! 




lunes, 28 de marzo de 2016

Obstáculos


Reflexión:

En esta nueva entrada voy a comentar, una vez más, un cuento de Jorge Bucay, llamado "Obstáculos".



Lo que voy a hacer en esta entrada es opinar y decir lo que, para mí, quiere transmitir el autor con este cuento y cual sería su moraleja.

Al comenzar, el autor nos habla sobre una hermosa ciudad que el ve a lo lejos, cuanto más la mira más le gusta. Esa hermosa ciudad es un objetivo que queremos cumplir, una meta a la que queremos llegar o algo que realmente queremos, cosas muy parecidas, porque es algo que queremos pero diferente porque obviamente no todos tenemos las mismas metas.

Hay objetivos a largo o corto plazo, más fáciles o más difíciles, que nos gustan más o que nos gustan menos, y así muchas cosas más.
Dejando a un lado todos esos pequeños objetivos, esa ciudad es la meta más importante de nuestra vida, por lo tanto si lo conseguimos obtendremos lo que siempre hemos deseado, esa meta es perfecta para conseguir todo lo que queramos, pero, para conseguirla hay que recorrer un largo y duro camino...

Ahora voy a seguir con esta reflexión con un ejemplo, que así será más fácil de entender. Nuestra meta no va a ser tan importante, va a ser a corto plazo y fácil de cumplir, esta va a ser aprobar el curso escolar sin suspender ninguna asignatura.

Nada más empezar ese camino, este se va haciendo cuesta arriba, vemos que estamos en clase y ahora toca historia, no me gusta nada la asignatura pero dentro de tres días tengo un examen que necesito aprobar sí o sí, pero no me sé nada porque no he estudiado y no he atendido nada en clase cuando el  profesor explicaba. A pesar de que me aburre mucho esta hora hago todo lo posible por atender porque sé que así podré seguir mi camino para llegar a mi objetivo. 
A continuación veo una zanja que me impide seguir mi camino fácilmente, la cual me supone un esfuerzo saltar por encima de ella, esa zanja se encuentra por la tarde cuando me tengo dos opciones, o estudiar el examen de historia o salir con mis amigos, me gustaría mucho más salir con mis amigos pero para llegar a conseguir mi meta me quedo estudiando en mi casa, superando de este modo el obstáculo.
Ahora me encuentra con la misma situación, hay una zanja igual a la anterior en mi camino, tengo las dos mismas opciones que ayer y vuelvo a elegir la misma, consiguiendo así pasar el obstáculo y seguir mi camino.
Al día siguiente voy a clase y me sé todo el tema, me siento bien porque son el único que contesto a las preguntas del profesor, me siento el más listo de la clase, sé que mañana apruebo al cien por cien. Pero cuando está terminando la clase el profesor recuerda que mañana a parte del examen hay que entregar un trabajo bastante largo sobre la unidad, yo no sabía nada porque no estaba atento y tampoco nadie me lo iba dicho.
Pensé en tirar la toalla pero con el esfuerzo que había hecho días anteriores me pongo manos a la obra. Esa misma tarde me pongo rápidamente a hacer el trabajo, aunque no me guste nada. Lo termino y me pongo a repasar. He construido ese puente para continuar con mi camino.
Al pasar el puente me encuentro con un muro que rodea la ciudad, que no me deja conseguir mi objetivo. Estoy tan cerca de mi meta que hago todo lo posible por ir a ese examen, por pasar el muro.
No lo consigo, y al cabo de un rato me doy cuenta que todos esos obstáculos que he superado pero que me han costado los he puesto yo, yo sola he hecho que mi camino para conseguir algo sea mucho más difícil de lo que es.